martes

Tercio día en mí

El caso no era callarme a tiempo. La manera de sentir que tengo me esta dejando sin manera de salir. Profundas incoherencias, la exasperante calma de mi reacción, la agresividad de mi propio reproche. Y nadie te avisa lo que sucede. No quieres pensar lo que supones que estas sintiendo. Es más fácil decir estoy medio loco. Es más fácil rascarse el coco. Para mí no es fácil llorar, aunque en muchas ocasiones he tenido la lágrima en la punta de la lengua.

1 comentario:

Anónimo dijo...

bueno que puede decir ante tanta lìrica tan exepcional. en lo personal la poesia transmite tanto y nada ala vez... pero al final todo es cierto... Es un honor conocer a alguien como tu con tanto talento,muchos quisieran no saber llorar aunque es bueno llorar.. cuantos no quisieran ser poetas.... att. Rabanales