lunes

Deducción de decepción

Para qué decir más…
Fue como una sombra del recuerdo, pero era nueva la dulzura. Cuando ya no se puede confiar en ningún otro humano, tienes cualquier expectativa. O sea que ya no importa lo que venga, pues estás preparado. Tengo en la cueva un licuado de apellidos; ese revoltijo de miedos que no cualquiera sabe guardar. Como una hecatombe cotidiana que te hace bailar al ritmo de las circunstancias, es adentro el pensar el pesar en la sobriedad obligatoria que te hará resistir.

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