miércoles

Tras la calle vandálica

Es un proceso de alcobas, llamadas perdidas, mensajes de desconocidas, énfasis proscrito, huéspedes hospitalarios, postergaciones indebidas, grandes y honorables parpadeos, bostezos bloqueados por luces siderales, llantos secos, ejercicio de desencanto, aprendizaje mutuo con cualquier involucrado de la historia inscrita para el concurso de risas moralejas que impactan la vecindad de mis dientes y la tenacidad de mi lengua que habla de lo que no escribo, de lo que mucho menos pienso, tanto, como solitaria desilusión tenue que sirve como rutina para mejorar la frecuencia cardiaca emotiva, y esos asuntos que se me ocurren, tú sabes, es decir yo, todo lo que uno piensa cuando viene de todos lados para quedarse en ninguno y recordar el futuro.

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